Cuando digo que “Dios me ama”, no lo digo solo porque pagó el precio por mí en la cruz con su sangre, lo digo por todas las cosas que sigue haciendo en mi vida.
Hace poco puso nuevamente en mi vida a Majo, una antigua compañera con la que nunca fuimos muy amigas, pero que en este momento pasa por una situación similar a la mía, puso en mi corazón un amor inmenso por ella y me dio palabras para ella que solo al decírselas comprendí lo que Dios está haciendo en mi vida. Ahora sé que Él cree tanto en mi y ve tanta fuerza que me escogió entre muchos para formar una guerrera para su ejército.
El sabe mejor que nadie lo que hay en nuestro corazón y sobretodo sabe cuánto podemos soportar. En la Biblia las personas que Dios tenia para cosas grandes son los que afrontaron los más grandes desiertos, ahora atravesando este desierto he aprendido más de Él que en toda mi vida, lo he visto cara a cara, y entiendo que si todavía no ha sanado mi cuerpo es porque esta sanando mi alma, y lo mejor de todo, es que a través de mi desierto está tocando la vida de todos
los que me rodean. Por eso para mí este desierto no lo veo como una maldición o un motivo de tristeza, si no como la más grande muestra de amor de mi Dios, y no porque Él sea malo, al contrario, ¿qué padre daría a sus hijos algo que los lastimara? él solo me está enseñando, pero solo El mismo puede darnos el entendimiento y la paz para afrontarlo y para entender su obra para tener una actitud de agradecimiento frente a las situaciones que el mundo ve como adversidades.
Por eso cuando pasen cosas en tu vida, aun si no las entiendes, levanta las manos y da gracias a Dios porque todo lo que nos pasa tiene un propósito, y los planes que Dios tiene para nosotros son de prosperidad y de victoria.
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