viernes, 3 de septiembre de 2010

MI MÁS GRANDE EQUIVOCACION

Si en esa época yo hubiera conocido de Cristo, no habría hecho las cosas como las hice.

Yo habría luchado por mi familia, me habría casado, habría orado, porque la oración todo lo puede, al fin y al cabo Jaime es un buen hombre y nos amaba a Isabella y a mí por encima de cualquier cosa en el mundo, pero no conocía a el Señor, si bien íbamos a misa, y yo era súper devota de la virgen, realmente no conocía su palabra.

Yo ya me sentía cansada de la falta de espíritu de Jaime, quería nuevas cosas, no quería ver como se me pasaba la vida siendo ama de casa, pero sentía mucho miedo de perder a mi hijita.

Hable muchas veces con él sobre una separación, pero él no quería me dijo que si nos íbamos a vivir a Cali el entonces trabajaría y que las cosas serian diferentes, yo la verdad ya no creía en él y se me había acabado lo más importante, la admiración que podía tenerle, además sabia que el viaje era también por alejarme de mis amigos y del mundo que yo amaba de la actuación y por el que él se sentía tan amenazado.

Tome una mala decisión, acepte el viaje pero siempre pensando en devolverme sola a Bogotá y una vez estando allá, decirle que ya no podía seguir mas con él, en ese momento me encontraba en el montaje de una ópera rock en Bogotá y era la excusa perfecta para volver, además me tranquilizaba que la niña iba a estar con mi familia en Cali.

Así lo hice, regrese a Bogotá, y estando aquí al principio no sabía cómo decirle además fueron muchos años juntos, no era fácil dar el paso, encontré apoyo en unos amigos falsos, personas que en realidad no les importaba lo que pasara conmigo o con mi hija, si hubiera buscado a Dios en vez de aquellas personas habría encontrado el modo de salvar mi hogar.

Cuando hable con él se volvió como loco, se fue para Bogotá pero yo como me sentía tan respaldada no quería hablar con él, hoy me doy cuenta de todo el daño que le hice, y no solo a él a mi chiquita.

Las cosas se salieron de control, nuestras familias se metieron y dejamos que lo hicieran y eso que tanto temía sucedió: me separaron de mi hija.

Ya no puedo cambiar las cosas, ni echar el tiempo atrás, pero pido a Dios todos los días que sane el corazón de Jaime y le ayude a perdonarme, y que me de la sabiduría para no cometer más errores.

Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Proverbios 16:3,

No hay comentarios:

Publicar un comentario